Fuente: http://www.muyinteresante.es/
La conexión entre management y salud no es novedosa, pero comienza ha acentuarse en nuestros tiempos. En el futuro, la calidad de vida en el trabajo se medirá también de acuerdo a la actividad física que practiquemos. Veamos los resultados de las investigaciones que linkean la actividad física con el mejor rendimiento de cuerpo y mente.
Hacer Ejercicios Te Cambia
Epigenética. La epigenética, es decir, la expresión del ADN en tus células de grasa varía cuando te ejercitas. Es lo que se desprende de un estudio realizado por la Universidad de Lund (Suecia) que acaba de publicar PLoS Genetics. En experimentos con hombres sanos con problemas de sobrepeso que habían cumplido los 35 y no habían practicado nunca ejercicio físico asiduo, los investigadores demostraron que, tras 6 meses asistiendo a clases de spinning y de ejercicios aeróbicos, se producían cambios moleculares que afectaban a los grupos metilo unidos a miles de genes. Y a efectos prácticos esto se traducía en un descenso en el volumen de grasas almacenadas, además de reducir el riesgo de padecer ciertas enfermedades como la diabetes.
Estrés y ansiedad. La actividad física reorganiza el cerebro de tal modo que, ante situaciones de estrés, la respuesta de las neuronas se reduce, lo que implica que mantenemos mejor la calma. Además, tras solo seis semanas corriendo regularmente aumenta el número de nuevas neuronas en el hipocampo, una región cerebral que entre otras cosas ayuda a controlar la ansiedad.
Autocontrol. Según un trabajo publicado hace poco en la revista British Journal of Sports Medicine, hacer ejercicio moderadamente intenso aumenta el autocontrol gracias a que produce un incremento del flujo sanguíneo y el oxígeno que llega a la corteza prefrontal, la región del cerebro responsable de la toma de decisiones en la que, además, reside la voluntad.
La afición por el deporte depende del tamaño del cerebro
Que seas o no una persona atlética y deportista podría estar ligado al tamaño de ciertas zonas de tu cerebro, según un estudio de la Universidad de California coordinado por Tehodore Garland. Usando imágenes de resonancia magnética funcional paraanalizar el cerebro de roedores criados durante generaciones para seleccionar a aquellos "amantes del ejercicio", los investigadores observaron que su cerebro medio tenía un tamaño un 13% mayor de lo normal. En esta zona del cerebro residen los centros de control de los sistemas motor, auditivo y visual. Además, es esencial para el aprendizaje con recompensa y la motivación.
"Estamos ante la primera evidencia de que seleccionar un comportamiento en mamíferos -en este caso la predisposición de los rodeadores a dedicarse a correr voluntariamente en una rueda durante varias horas al día-, deriva en un cambio de tamaño en una estructura cerebral", puntualiza Garland, que ha dado a conocer sus conclusiones en la revista The Journal of Experimental Biology.
En cuanto a las implicaciones para el ser humano, los autores argumentan que es posible que las diferencias individuales en la predisposición hacia el ejercicio puedan estar relacionadas con el tamaño del cerebro medio, e incluso que el volumen de esta zona pueda heredarse de padres a hijos, aunque habría que llevar a cabo estudios más específicos para poder extraer conclusiones.
¿Cuánto ejercicio hay que practicar para tener buena memoria?
El ejercicio breve e intenso mejora la memoria. Así lo han demostrado investigadores del Centro de Neurobiología del Aprendizaje y la Memoria de la Universidad de California. Sus conclusiones se publican en el último número de la revista Journal of Alzheimer's Disease.
Los neurobiólogos realizaron un experimento para tratar de descubrir qué efecto surtía pedalear sobre una bicicleta estática durante 6 minutos al 70% de la capacidad máxima después de visualizar una serie de fotografías de naturaleza y animales. Cuando una hora después a los sujetos se les sometió por sorpresa a un test de memoria sobre las imágenes que habían visto previamente, los resultados mostraron claramente que quienes habían hecho ejercicio físico tenían mejor memoria que quienes no habían hecho deporte. Los sujetos participantes tenían edades comprendidas entre 50 y 85 años. Sabrina Segal y sus colegas californianos lo atribuyen a que mientras practicamos un ejercicio físico intenso se libera norepinefrina, un mensajero químico del cerebro que juega un papel importante en la modulación del aprendizaje y la memoria.
"Con una población cada vez más envejecida, necesitamos averiguar cómo mejorar la calidad de vida y prevenir el deterioro mental", afirma Segal, que confía en que el ejercicio sea una de las respuestas.
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