Extracto, por Tom Karp y Thomas Helgo (1)
Dice Gary Hamel, el prestigioso autor en management, que el liderazgo debe dejar de considerar como una mera tecnología de gestión pues en la actualidad tiene la responsabilidad de coordinar los esfuerzos de miles de individuos sin crear onerosas jerarquías de supervisores. La gestión empresarial moderna, y en particular el liderazgo, no es un conjunto de herramientas y técnicas, es un paradigma.
En el mundo complejo actual la responsabilidad de los líderes es comprender todo el sistema, ver sus conexiones, prever las respuestas de la gente, y a partir de ello, diseñar y ejecutar las intervenciones adecuadas.
¿Qué es el liderazgo?
Warren Bennis, reconocido autor en el tema, se preguntaba porqué el liderazgo surge como un concepto esquivo, se burla de nosotros con su complejidad y carácter esquivo.
Para Stephen Covey, el liderazgo es visión, disciplina y pasión. Requiere la capacidad de influir en los demás, detectar oportunidades y asumir la responsabilidad.
La sociedad postgerencial
En la actualidad resulta difícil poder identificar los atributos futuros de un líder ideal. Aun no queda clara si el liderazgo solo debe concebirse en función a su capacidad de influencia social. Cierto es que independientemente de la teoría de liderazgo, la misión de un líder será construir el sentido y dotar de dirección a la vida organizacional.
El viejo paradigma de la manipulación y el control parece en decadencia, tanto por méritos propios como en virtud de los aportes de numerosas disciplinas como la psicología, la economía, biología, o antropología que refieren a escenarios de relaciones complejas no lineales, caos y estructuras disipadoras.
Nuevos escenarios requerirán de nuevos conocimientos en las formas de interacción humanas. La futura sociedad "postgerencial" y "postorganizacional" hará de operar en niveles de complejidad crecientes originados por:
- Las organizaciones públicas y privadas operarán en complejos entornos externos e internos. Los supuestos cambian continuamente como consecuencia de la dinámica de desarrollo y eventos en la industria, el mercado o las empresas mismas.
- Multiculturalidad. Las organizaciones son y será cada vez más prolíficas en diversidad demográfica, estructuras, actividades y procesos culturales. No será posible a un único líder o equipo directivo comprender la raíz de las conecciones sistémicas.
- Las pesonas mismas cambian en forma dinámica en función de su propia historia, identidad y agenda y a partir de ello construyen su futuro. Su visión, sus valores y estrategias personales fluctúan de acuerdo a las circunstancias inmediatas.
- En consecuencia, la capacidad de predecir el comportamiento del otro será cada vez menor. Los líderes deberán adaptarse a cambios repentinos en la gente que los rodea.
- La cantidad y calidad de interacciones será mayor. Ello las complejiza y es transmisible a la formación de equipos y grupos.
- Racionalidad. Las personas no son los actores racionales que los líderes suponen, bien en cambio, reaccionan y actúan de manera impredecible.
Liderazgo como formador de identidad
En el futuro, la marca de un líder se identificará por su capacidad de generar identidad. Los líderes dirigen grupos y organizaciones y ellas serán el reflejo de nuestra identidad. El modo en que hablamos de una organización nos refleja en tanto miembros. La capacidad de formar grupos y diseñar las conversaciones serán determinantes en el proceso de liderar.
La identidad se diseñará en las conversaciones a través de la pertenencia, y la capacidad de conectar las prácticas con el sentido y la identidad concebida a las acciones.
En el marco de la identidad, los líderes obrarán nuevos estilos de relaciones y nuevas formas de percepción colectivas. En otros términos, los líderes serán los responsables comunicacionales de crear nuevos significados, a partir de trabajar de manera profunda el sentido de ser individual de cada persona, a la vez que reunirlas en torno a significados compartidos.
El liderazgo dejará de concebirse como una función estática, ceñida al pasado e incluso lejana. Su misión será trabajar en el "aquí y ahora", obrar en tiempo presente qué es posible y necesario.
El dilema del control
En el futuro la función de poder de los líderes, su capacidad de controlarlo todo, se hallará en serios riesgos. Las relaciones asimétricas del estilo líder - seguidor deberán ser repensadas en el marco de relaciones y entornos complejos y cambiantes.
El concepto de legitimidad del líder concedida en tanto se representa como actor que controla las circunstancias y elimina la incertidumbre a sus subordinados, también se fracturará. La fortaleza del líder no estará dada en superpoderes o capacidades extranaturales, sino que su legitimidad se producirá como el emergente de las interacciones. En otros términos, el paradigma del líder solitario dejará lugar al líder colectivo.
Atención a las relaciones
De acuerdo a los avances en inteligencia emocional, los líderes del futuro deberán prestar singular atención a la calidad emocional de las interacciones. Según Goleman, el modo en que manejamos nuestros propios sentimientos y sensaciones es un factor clave en el éxito en los negocios y en la vida personal.
El futuro del liderazgo demandará de coordinar aspectos psicológicos (emociones, confianza, motivación), sociales (formación de las normas grupales), cognoscitivos (de aprendizaje individual y colectivo), de coordinación y poder.
Los líderes del futuro deberán poder actuar con eficacia en un complejo entorno psicológico en el que interactúan las motivaciones personales, los sentimientos, las emociones, las normas y convenciones grupales, las expectativas personales y colectivas, y los modos de adquirir aprendizaje y conocimientos.
En definitiva, el liderazgo exitoso del futuro deberá estar capacitado para trabajar en forma eficaz en el nivel de las microrrelaciones. La figura del líder carecerá de un control o capacidad decisoria absolutas, y en su lugar, deberá construir redes de sentido, comunicación y conocimientos.
El trabajo del líder irá desde el nivel individual hacia el colectivo, construyendo identidad, dotando de sentido a las acciones, persuadiendo y motivando con estrategias diferenciadas. El mensaje del líder deberá ser conscientemente dirigido a cada persona y al mismo tiempo, contemplar el todo colectivo.
Referencias
(1) Karp, T.; Helgo, T. El Futuro del Liderazgo: el arte de dirigir personas en un entorno de complejidad. En http://www.slideshare.net/Euroleadership/el-futuro-del-liderazgo-harvard-deusto
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