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Neuromanagement: ¿Qué nos Enseña el IIusionismo? Develando Trucos


Las neurociencias develan los trucos del ilusionismo.

Por increíbles que parezcan los trucos y por más que nos quedemos durante varios minutos hipnotizados por el efecto con la boca abierta, la magia no existe. Merlín, Gandalf y Harry Potter son muy queridos por todos nosotros, pero sus poderes se limitan a las novelas y leyendas. En el mundo real es más apropiado hablar de ilusiones y trucos, que se basan en las habilidades físicas e histriónicas de los ejecutores, y en leyes físicas, químicas y neurocientíficas. La neurociencia ha sido muy estudiada en los últimos años y recientemente ha incursionado en el arte donde ‘todo es posible’.

De Viejos Trucos

El truco donde bolas aparecen, desaparecen y vuelven a aparecer con mayor tamaño dentro de tres copas es uno de los efectos más antiguos de la disciplina, con documentos romanos que datan de antes del nacimiento de Cristo que lo ilustran. Sin embargo, hasta ahora, la neurociencia no se había preguntado cómo funciona realmente en el cerebro.
A cargo de la respuesta se puso el equipo de investigadores del Instituto Neurológico de Barrow. El truco normalmente se realiza con copas opacas y bolas brillantes, pero la investigación se basó en la variante de Penn & Teller –dos reconocidos ilusionistas–, que luego del primer efecto repiten el truco con copas traslucidas. Esto significa que la información visual acerca de la carga de las bolas está fácilmente disponible para el cerebro, y aún así los espectadores no pueden ver cómo se hace el truco.
Durante el experimento se registró cuándo y a dónde miraban los participantes mediante una trasmisión de videos con elementos específicos de la performance. Al cuantificar cómo los observadores seguían la carga y descarga de las bolas -con y sin copas transparentes-, los científicos pudieron determinar que algunos aspectos de la ilusión eran aún más poderosos en controlar la atención del espectador de lo que se advertía.
El resultado final fue que los científicos cognitivos tienen ahora una mejor comprensión de cómo –y en qué medida– la atención del público puede ser centrada en algo erróneo. Este conocimiento puede ayudar a los ilusionistas a perfeccionar aún más su arte.
Es Simple Engañar al Cerebro


Los neurocientíficos Susana Martínez-Conde y Stephen Macknik en su libro Los engaños de la mente, explican los procesos cerebrales que hace posible el ilusionismo.

“Lo difícil es no engañar al cerebro”, dice Martínez. El cerebro del ser humano vive en un estado de perpetuo engaño, cuyo proceso de atención y conciencia tiene un “cableado fácil de piratear”. De ello se aprovecha la magia, explica esta investigadora del Instituto Neurológico Barrow de Phoenix, en Estados Unidos, donde dirige el laboratorio de Neurociencia Visual.

Los seres humanos, continúa, no ven el mundo como es, sino como quieren que sea.



La clave del éxito de los magos está en que manipulan la atención del espectador y lo hacen, por ejemplo, a través del humor.

“Creemos que somos conscientes de lo que sucede a nuestro alrededor, pero por lo general desechamos el 95% de lo que ocurre”, y “los magos recurren a estos procesos cerebrales y errores de percepción para jugar con nosotros en una especie de jiu-jitsu mental”, señala la autora. La estrategia de los magos, según Martínez, es la de  “divide y vencerás”.

Para esta investigadora, quien, al igual que Macknik, pertenece a algunas de las sociedades de magia más importantes del mundo, los ilusionistas lo que hacen es mostrar el cerebro tal cual es.



10 Trucos de Neuromagia

El objetivo de juntar neurociencia y magia, recalca esta “neuromaga”, es incrementar el conocimiento sobre los circuitos del cerebro que procesan la cognición y el funcionamiento del mismo.

Existen al menos 10 neurotrucos utilizados por los ilusionistas para engañar al cerebro. Veamos:
  1. Olvídate del ‘multitasking’, el cerebro no está diseñado para enfocarse en dos cosas a la vez. Imagínate un foco de luz que sólo ilumina un lugar dejando en penumbra el resto, así funciona. Mientras un elemento o movimiento está enfocado, las partes del cerebro involucradas en procesarlo trabajan eficientemente y, si no lo está, apenas lo procesan o al menos no de manera consciente. Esto permite a los magos llevar nuestra atención a un punto y hacer un movimiento en otro, sin que nos demos cuenta.
  2. La percepción puede ser alterada con información falsa posterior. Por ejemplo, el mago parte en dos un mazo de cartas y nos dice que elijamos una de la pila izquierda. Antes de mezclar y adivinar obviamente cuál es, dice algo así como: “Elegiste cualquier naipe que querías, ¿correcto?”. En verdad no existió tal opción, porque nunca se nos ofreció la pila derecha. El cerebro fue víctima de lo que se conoce como ‘efecto de la desinformación’.
  3. El cerebro predice lo que va a ocurrir. Por ejemplo, si arrojamos una bola al aire, sabemos que va a caer, lo hemos visto miles de veces. Pero si no lo hiciera, estaríamos sorprendidos. Cuando el ilusionista levanta la copa y no está la bola, no lo esperábamos. Como nuestro cerebro todo el tiempo nos alimenta con predicciones, nos convence de que ‘tal cosa está pasando’, lo que nos deja más expuestos a la sorpresa cuando ocurre lo contrario.
  4. La mente se resiste a creer que fue condicionada. Cuando el mago nos pide que elijamos una carta, ‘cualquier carta’, hay altas chances de que no lo hagamos realmente y que, por algo físico o mental que hizo el experto, terminemos por optar por aquello que él quería. Pero nuestro cerebro se esforzará en pasar por alto o negar los factores que indiquen que fue forzado, en favor de creer que tuvo libertad de acción.
  5. El viejo truco de la mujer partida al medio es bastante conocido por todos y se sabe que nadie sale realmente herido. Una parte del cuerpo corresponde a una mujer y el resto a otra. Sin embargo, nuestras neuronas nos dictan que todo es parte de la misma figura y eso es porque necesitan llenar los espacios en blanco con algo ya conocido. Son muchos los trucos donde un objeto está parcialmente cubierto. Es nuestro cerebro el que se encarga de completar lo que no se ve con información pasada, que es exactamente lo que el mago desea.
  6. El cerebro es bastante malo en detectar inmediatamente cambios pequeños. No es que no los veamos, simplemente que estamos preparados para no prestarle atención a aquello que no nos afecta. Como resultado, salvo que observemos particularmente algo, no lo notaremos de manera consciente.
  7. Nuestra cabeza insiste en el libre albedrío y también insiste en que siempre tiene razón. Debido a algo que se llama ‘disonancia cognitiva’, nuestra mente inventará excusas para racionalizar los acontecimientos, incluso si eso implica ir contra aquello que pensábamos y sentíamos minutos atrás. Cuando los magos presentan una realidad fuera de lo usual se genera tal disonancia que en determinado punto no se puede racionalizar y eso lleva a la sensación única de asombro que sentimos.
  8. Hay muchas imágenes que circulan por Internet con un fondo negro que luego de verlas unos segundos, si cambiamos la mirada hacia un fondo blanco, permanecerán en la visión. Es nuestro cerebro que continúa viendo la imagen por un breve tiempo posterior. Los ilusionistas lo utilizan cuando cambian de mano los objetos, ya que el cerebro creerá por una pequeña fracción de tiempo que aún está en la mano original y esa fracción de segundo da espacio a la maniobra.
  9. Al cerebro le encantan las cosas nuevas, rápidas y excitantes. Debido a esta ‘captura exógena de la atención’, siempre fijaremos la mirada en aquello impredecible. Por ejemplo, una paloma que sale volando de un sombrero tendrá nuestra atención de inmediato, hasta que pasen unos segundos en que se procese lo ocurrido y se evalúe la importancia. Un movimiento de mano rápido y ondulante llamará más la atención que uno lento y recto. Los magos lo saben, por lo que generan movimientos pomposos que el cerebro no puede evitar mirar.
  10. Muchos magos utilizan el humor para capturar la atención de la audiencia, pero esto, además, produce un efecto químico. El simple hecho de reírse con lo que dice el mago libera oxitocina, la horma del afecto. Esto significa que serás menos crítico del truco que estás viendo, estarás más relajado y propenso a sorprenderte y ‘perderte’ las prestidigitaciones, ya que la atención estará puesta en la cara del mago. Así que todo, incluso los malos chistes, son parte del juego.
A partir de estos trucos, los autores recuerdan unas palabras del presidente del Círculo Mágico de Reino Unido, Jack Delvin: “La puerta de la magia está cerrada, pero no con llave”. 

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REFERENCIAS
(1) http://noticias.tudiscovery.com/caste-otra-vez-la-neurociencia-detrs-del-ilusionismo/
(2) http://elobservador.com.uy/noticia/220200/secretos-detras-del-abracadabra/