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Neurociencias: ¿El Cerebro Tiene Edad?

La capacidad de desarrollarse del cerebro solo tiene como limite nuestra incapacidad de concebirla como tal. Creemos y sucumbimos ante la "edad" o las "exigencias" o la "falta de tiempo". Por el contrario, los nuevos estudios revelan que el cerebro solo tiene la edad de nuestros proyectos.

Veamos y disfrutemos entonces de una serie de artículos científicos de divulgación extraídos de la revista Muy Interesante, que nos enseñan los últimos avances en neurociencias aplicadas a la vida cotidiana. 



¿A QUÉ EDAD MADURA EL CEREBRO?

Un estudio del Instituto de Neurociencia Cognitiva de Londres sugiere que el cerebro continúa desarrollándose después de la infancia y la pubertad y que no está totalmente maduro hasta que superamos los 30 años, e incluso después de cumplir los 40. Los hallazgos contradicen teorías previas que apuntaban a una maduración cerebral mucho más temprana.


Los resultados de la investigación, dirigida por la neurocientífica Sarah-Jayne Blakemore, sugieren que el córtex prefrontal es la zona que experimenta un período de desarrollo más prolongado. Esta región cerebral es importante para funciones cognitivas superiores como la planificación y la toma de decisiones. Además, juega un papel clave en el comportamiento social, la empatía y la interacción con otros individuos, y en ella residen algunos rasgos de la personalidad.


EL INTERRUPTOR CEREBRAL DEL COMPORTAMIENTO

Nuestro cerebro posee una especie de interruptor que regula nuestro comportamiento frente a la información sensorial que nos llega de nuestro entorno. Así lo demuestra el último estudio de un equipo de científicos del NERF (Neuro Electronics Research Flanders) y del VIB (Flanders Institute for Biotechnology).

Los procesos cerebrales están desentrañándose poco a poco gracias a la neurociencia pero, ciertamente, nuestro cerebro en sí es bastante complejo como para desvelar sus secretos con facilidad. El procesamiento cerebral a nivel de circuitos neuronales de información es quizá la parte menos transparente y es en la que se ha centrado este grupo de investigadores. Tras estudiar el proceso cerebral del pez cebra con objeto de averiguar cómo combina el cerebro los estímulos internos y externos, descubrieron que la habénula dorsal(equivalente a la habénula de los mamíferos que no es sino el procesador cerebral del aprendizaje y el estrés) actuaba como interruptor cerebral para desencadenar comportamientos distintos.


Así pues, nuestro interruptor cerebral no es sino la habénula, que actúa seleccionando cierta información sensorial para enviarla después a las áreas posteriores del tronco encefálico, regulando así nuestro comportamiento.

El equipo ha integrado neurobiología e ingeniería a escala nanométrica para profundizar en las funciones del cerebro en varios niveles de detalle. Gracias a este enfoque multidisciplinar, los investigadores han podido mirar más allá de las células del cerebro, para estudiar los circuitos neuronales y su vínculo con el comportamiento.

EL CEREBRO Y LAS DECISIONES

A los seres humanos nos gusta pensar quetomamos cada una de nuestras decisiones de manera consciente o, lo que es lo mismo, que existe el libre albedrío. Sin embargo, el neurocientífico Patrick Haggard, del University College de Londres (Reino Unido), asegura que los estudios del cerebro indican que antes de que seamos conscientes de que estamos decidiendo algo tan simple como si beberemos té o café en el desayuno, o qué camino recorreremos para llegar al trabajo, nuestro cerebro ya ha escogido. Las elecciones sobre cuál será nuestra próxima acción son fruto de una serie de reacciones bioquímicas que ocurren en el córtex parietal, tal y como demostró Angela Sirigu, neurocientífica en el Centro de Neurociencia Cognitiva del CNRS, en Francia. 




Por otra parte, científicos de la Universidad de California (EE UU) han probado que analizando un área de la corteza prefrontal con resonancia magnética funcional es posible predecir el comportamiento humano en 3 de cada 4 casos, revelando los propósitos y deseos de los individuos antes incluso de que ellos los conozcan. 

A esto se suma que una investigación dada a conocer hace poco en The Journal of Neurosciencerevelaba que existe una conexión entre la actividad del cerebro humano en las neuronas núcleo accumbens -el centro de las recompensas- y el comportamiento futuro con respecto a la alimentación y el sexo, de manera que con un escáner se puede adivinar cuánto pesará una persona dentro de seis meses, e incluso cómo será entonces su vida sexual.