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Neurociencias Aplicadas: ¿Existe el Libre Albedrío en Nuestras Decisiones?

Fuentes: TL13, Poemas del Alma

En 1983, Benjamin Libet desató una controversia con su demostración de que nuestra sensación de libre albedrío podría ser una ilusión. El experimento de Libet tiene tres componentes vitales: una elección, una medición de la actividad cerebral y un reloj

La elección es mover el brazo izquierdo o el derecho. En la versión original la decisión se hace al girar la muñeca. A los participantes se les instruye a "dejar que el impulso (de hacer el movimiento) aparezca por sí solo en cualquier momento, sin ninguna planificación previa o sin tener que concentrarse sobre cuando actuar.



El tiempo exacto en el que uno hace el movimiento queda registrado al activarse los músculos del brazo. La medición de la actividad cerebral se hace por medio de electrodos sobre el cuero cabelludo.

El reloj está especialmente diseñado para permitir que los participantes perciban cambios de menos de un segundo. Libet realizó una medición crucial extra. Les pidió a los participantes reportar utilizando el reloj, el punto exacto cuando tomaron la decisión de hacer el movimiento.


RESULTADOS SORPRENDENTES

El resultado explosivo se produjo cuando los participantes reportaron su decisión de hacer el movimiento. Esto ocurrió entre el cambio eléctrico en el cerebro y el movimiento real.

El registro de electrodos mostró que, en cierto sentido, la decisión ya había sido tomada antes de que los participantes estuviesen conscientes de ejecutarla. Las señales del cerebro estaban cambiando antes de que ocurriese la experiencia subjetiva de tomar una decisión.

Y eso encendió la polémica. ¿Ya los cerebros de los participantes habían tomado la decisión? ¿Era la sensación de escoger simplemente una ilusión?


LA ILUSIÓN DEL DECIDIR

La sensación de decidir en el experimento de Libet podría ser una completa ilusión.Quizás la verdadera decisión está hecha de alguna forma "por nuestro cerebro" o tal vez simplemente sea que la sensación de decidir está atrasada con respecto a nuestra decisión real.

La polémica se ha instalado desde entonces. Cada año se escriben más cosas sobre el experimento de Libet. Los partidarios de las neurociencias arrojan dudas acerca del libre albedrío humano. 

Si bien el contexto sobre el cual se ha planteado la investigación, resulta artificial, se asoman enormes dudas sobre el rol del cerebro y su conexión con la voluntad en la toma de decisiones. 

Para Libet, aun conocemos muy poco de nosotros mismos. Suponemos que la mente se halla aislada de nuestro ser físico. Sin embargo la experiencia arroja que las intuiciones predominan en las nuestras conexiones y serían el insumo básico de nuestras decisiones.


AJEDREZ
Jorge Luis Borges

En su grave rincón, los jugadores 
rigen las lentas piezas. El tablero 
los demora hasta el alba en su severo 
ámbito en que se odian dos colores. 

Adentro irradian mágicos rigores 
las formas: torre homérica, ligero 
caballo, armada reina, rey postrero, 
oblicuo alfil y peones agresores. 

Cuando los jugadores se hayan ido, 
cuando el tiempo los haya consumido, 
ciertamente no habrá cesado el rito. 

En el Oriente se encendió esta guerra 
cuyo anfiteatro es hoy toda la Tierra. 
Como el otro, este juego es infinito. 

II 

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada 
reina, torre directa y peón ladino 
sobre lo negro y blanco del camino 
buscan y libran su batalla armada. 

No saben que la mano señalada 
del jugador gobierna su destino, 
no saben que un rigor adamantino 
sujeta su albedrío y su jornada. 

También el jugador es prisionero 
(la sentencia es de Omar) de otro tablero 
de negras noches y de blancos días. 

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza. 
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza 
de polvo y tiempo y sueño y agonía?



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Neurociencias: ¿El Cerebro Tiene Edad?



Neurociencias: ¿Qué Provocan las Mujeres Atractivas en los Hombres?


Fuentes: Tu History
Un fenómeno conocido por el sentido común, ha sido ahora confirmado por la ciencia: se trata de la proverbial pérdida del juicio masculino ante la presencia de una mujer hermosa que estimula sus fantasías. El estudio en cuestión, elaborado por un grupo de psicólogos chinos y publicado por la revista Frontiers in Neuroscience, hace hincapié en el hecho de que las “mujeres atractivas” llevan a los hombres a aceptar ofertas que no les reportan ningún beneficio. ¿La razón de este errático comportamiento? 



La belleza femenina tendría la capacidad de hacer que el cerebro pierda momentáneamente la conciencia de la justicia y la injusticia. Esta pérdida se comprobaría, según esta investigación, por el hecho constatado de manera experimental, de que los hombres son más tolerantes con la mujeres bellas aún cuando estas se comporten injustamente; esta conducta derivaría en otra: las mujeres atractivas podrían acostumbrarse a comportarse de modo egoísta ya que habitualmente se les perdona.

Para el experimento, 21 estudiantes masculinos se enfrentaron a 300 fotografías de mujeres (las cuales habían sido divididas entre atractivas y poco atractivas por otro grupo de voluntarios); luego se les pidió que decidieran cómo repartirían una pequeña suma de dinero con cada una, eligiendo entre una opción justa y otra injusta, sin dejar de medir sus ondas cerebrales y los tiempos de respuesta. La conclusión: cuando las chicas eran bellas, la respuesta era siempre afirmativa y rápida aunque la oferta que se les ofreciese fuera totalmente injusta. Los escáneres cerebrales también establecieron que la respuesta no era positiva ni veloz cuando la interlocutora era del grupo de las poco atractivas. Esto indicaría que las motivaciones de los hombres para ser amables con la gente atractiva no se basan en decisiones conscientes para maximizar beneficios.



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Neurociencias: ¿Porqué nos Equivocamos?


Fuentes y extracto: Jackrational

Michael Shermer, un reconocido neurocientífico nos explica las razones fisiológicas del porqué solemos autoengañarnos.

En breve síntesis señalaremos estos aspectos.

Creer para Ver
La creencia es parte natural de las cosas, es la opción por defecto. Creemos en todo tipo de cosas. La incredulidad, el escepticismo y la ciencia no son naturales, son más difíciles. Es incómodo no creer en cosas.


Las Creencias Evolucionan
Se denomino patronicidad a la tendencia a encontrar patrones con significado ya sea que existan o no, una tendencia que tiene un origen evolutivo, como explico a continuación.

Cuando tomamos decisiones podemos cometer dos tipos de errores:

  • Error de tipo 1 o falso positivo: creemos que un patrón es real cuando no lo es.
  • Error de tipo 2 o falso negativo: negamos un patrón cuando es real.


Experimento Mental

Supongamos que usted es un homínido de hace 3 millones de años que oye un crujido en la hierba mientras camina por las llanuras de África. ¿Se trata de un depredador peligroso o es sólo el viento? Su próxima decisión podría ser la más importante de su vida.
Si usted piensa que el crujido en la hierba es un depredador peligroso y resulta ser el viento, comete un error de tipo 1, un falso positivo, pero no sucede nada malo.

En cambio, si atribuye el crujido en la hierba al viento pero se trata de un depredador peligroso, se convierte en almuerzo y queda eliminado del acervo genético; sus genes no serán transmitidos a las siguientes generaciones.
La patronicidad se produce cuando el costo de cometer un error de tipo 2 es mayor que el costo de cometer un error de tipo 1.

Pero evaluar la diferencia entre un error de tipo 1 y uno de tipo 2 es problemático, especialmente en situaciones de vida o muerte y en una fracción de segundo. De ahí que la acción por defecto sea creer que todos los patrones son reales. Todos los crujidos en la hierba son depredadores peligrosos, no sólo el viento.

Por eso pienso que la selección natural potenció nuestros motores de creencia, aquellos procesos cerebrales dedicados a buscar patrones y a atribuírselos a agentes depredadores, o intencionales.



Falta de Control y Patrones
La falta de control estimula la patronicidad, según verificó experimentalmente Jennifer Whitson de la Universidad de Texas. Whitson mostró imágenes degradadas y otras generadas en forma aleatoria a sujetos colocados en diferentes niveles de control, observando una correlación entre la falta de control y la propensión a ver patrones.

La falta de control es desagradable, pero podemos reforzar nuestro sentido de control si entendemos lo que está pasando. Así que instintivamente buscamos patrones para recuperar el control, aunque esos patrones sean ilusorios.

Podemos ver un ejemplo claro en el caso del béisbol. Los jugadores de béisbol son muy supersticiosos cuando batean, pero no tanto cuando están en el campo. Y eso se debe a que los jugadores de campo tienen éxito el 90 o 95 % de las veces, mientras que los mejores bateadores fallan 7 de cada 10 veces. Su superstición, su patronicidad, está asociada a la sensación de falta de control.



Relajación y Creencias
El nivel de dopamina está relacionado con la creatividad y la facilidad para encontrar patrones:
  • Si está muy bajo cometemos más errores de tipo 2: perdemos los patrones reales y las ideas interesantes. Por esa razón no conviene ser demasiado escéptico. 
  • En la medida justa, somos creativos y no creemos mucho en tonterías.
  • Si está muy alto tal vez veamos patrones en todos lados. Cada vez que alguien nos mire pensaremos que nos está analizando. Imaginaremos que la gente habla de nosotros. Llevado al extremo se clasifica como locura; es el caso de los esquizofrénicos, que ven patrones inexistentes.
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Descubren un Gen Clave en la Evolución de la Inteligencia


El neocórtex es la zona del cerebro encargada del control de las emociones, el pensamiento consciente y el lenguaje. En humanos y otros primates, profundas arrugas aumentan la superficie de esta fina capa plagada de neuronas. Investigadores de los Institutos Max Planck, en Alemania, confirman ahora el papel de un gen, único en sapiens, neandertales y denisovanos, que contribuye a la formación de los pliegues y que es marca de la evolución humana.


Este importante gen que apareció después de nuestra separación evolutiva respecto de los chimpancés pero antes de los neandertales, protagoniza el estudio publicado en la revistaScience.

Se trata del gen denominado ARHGAP11B que, según el nuevo trabajo, solo está presente en el genoma humano. Los nuevos resultados explicarían la evolución del linaje humano respecto al resto de primates. Este gen concreto es el encargado de la formación de los pliegues del cerebro, característicos de la evolución humana.


En concreto, este gen es el encargado de la formación de los pliegues del cerebro, característicos de la evolución humana.
“El gen se generó como producto de una duplicación incompleta de un segundo gen, el ARHGAP11A, ocurrido tras la separación de los linajes de humanos y chimpancés durante la evolución” informa Marta Florio, coautora del trabajo a la agencia SINC.
Para confirmar estas hipótesis, los científicos analizaron la función de este gen en el desarrollo del neocórtex y en la generación de neuronas desde las células progenitoras mediante un experimento con ratones. Insertaron el gen ARHGAP11B en el cerebro embrionario de un ratón, cuyo cerebro es pequeño, su neocórtex completamente liso y cuenta con un número muy pequeño de células madre, sobre todo progenitoras que “son clave para la expansión evolutiva del neocórtex de las especies con grandes cerebros”, aclara Florio.
 La inserción del gen en el cerebro en desarrollo del ratón provocó que el número de células progenitoras aumentara y el neocórtex comenzó a arrugarse (tal y como sucede en el humano): “Al final del desarrollo embrionario, la superficie del neocórtex empezó a arrugarse y a presentar pliegues en la superficie exterior del cerebro, lo que recordaba al cerebro ‘girencefálico’ de los humanos”, informa Florio.

Los resultados confirman que el gen ARHGAP11B sería el origen de nuestra especie inteligente. De esta manera podemos al fin diferenciar a humanos y homínidos de los simios más antiguos, evolutivamente hablando.

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Neurociencias: ¿El Cerebro Tiene Edad?





Descubren que el Cerebro Adulto Fabrica Nuevas Neuronas



Hace poco se descubrió que, al contrario de lo que se pensaba, el cerebro adulto sigue fabricando neuronas en el hipocampo, región cerebral relacionada con el aprendizaje y la memoria, hasta la muerte del individuo. Lo que todavía no se sabe exactamente es cómo y por qué nacen esas nuevas células nerviosas.

Un artículo que acaba de ser publicado en la revista Trends in Cognitive Sciences revisa las últimas investigaciones al respecto, realizadas con ratones de laboratorio. “Las nuevas neuronas pueden ajustar finamente el hipocampo a los cambios del entorno”, ha resumido Maya Opendak, de la Universidad Princeton y coautora del informe.

 

Queda cada vez más claro es que las experiencias estresantes, como la falta de sueño, el rechazo social o la exposición a los olores de depredadores, disminuyen el crecimiento de células nerviosas en el cerebro de los mamíferos. Y al contrario, las vivencias agradables, como el apareamiento o el ejercicio físico, estimulan la neurogénesis. En el primer caso, los individuos llegan a manifestar trastornos cognitivos, como dificultades para recordar o aprender a moverse por diferentes entornos.

Por otro lado, los científicos aún discrepan sobre el ritmo de producción de las nuevas neuronas: ¿nacen solo bajo circunstancias específicas o son fabricadas continuamente por si son necesarias en el futuro?

Otro asunto peliagudo es su función adaptativa. En realidad, el freno a la neurogénesis por el estrés incrementa las opciones de supervivencia, ya que se inhibe la conducta exploratoria en aras de la seguridad del individuo. Por su parte, el aumento de número de células nerviosas por gratificación reduciría la ansiedad y mejoraría la capacidad de aprendizaje y exploración, factores imprescindibles para alcanzar el éxito reproductivo. Sin embargo, cuando los niveles de tensión emocional son demasiado elevados y continuados, se produce una respuesta contraproducente: el “parón” de la fábrica de neuronas puede producir trastornos de ansiedad y depresión.

NACEN 1.400 NUEVAS NEURONAS


Hasta hace pocos años se pensaba que, durante la vida adulta, el cerebro no produce neuronas nuevas. Sin embargo, esta teoría no es cierta, y ahora un equipo de científicos del Instituto Médico Karolinska (Suecia) ha diseñado una técnica basada en la medición de carbono 14 para determinar cuántas células se generan al día en el cerebro humano.

Para llevar a cabo su estudio, que se publica en la revista Cell, los investigadores han desarrollado un curioso método. Durante los años 50, en plena Guerra Fría, las pruebas nucleares produjeron un incremento de carbono 14 en la atmósfera. A través de la fotosíntesis, este carbono se incorporó a los vegetales y de ahí se extendió por toda la cadena trófica. Años después, las pruebas nucleares cesaron y los niveles de carbono 14 volvieron a ser más bajos.  Cuando las células duplican sus cromosomas, este carbono 14 queda integrado en el genoma, y por tanto constituye un marcador único que indica la edad de dichas células. 


Los investigadores analizaron por espectrometría de masas el carbono 14 de células del hipocampo adulto, y llegaron a la conclusión de que cada día se producen unas 1.400 neuronas nuevas en nuestro cerebro, y esta tasa va disminuyendo a medida que se envejece. “Durante mucho tiempo se pensaba que nacemos con un número determinado de células cerebrales, y que es imposible generar nuevas neuronas después de nacer”, ha explicado Jonas Frisén, uno de los autores. “Después se empezó a pensar que existe cierta tasa de renuevo, pero no se sabía en qué cantidad, ni su importancia para la función cerebral. En este estudio hemos proporcionado pruebas de que existe neurogénesis en el hipocampo durante toda la vida, lo que sugiere que las nuevas neuronas pueden contribuir a la función del cerebro humano”.  


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Neurociencias: ¿El Cerebro Tiene Edad?





¿Viveza Criolla? Neurociencias por Facundo Manes

Fuente: La Nación

Facundo manes es un prestigioso científico dedicado a las neurociencias. En este artículo expone y reflexiona desde los ámbitos de las neurociencias y de la ética sobre un "orgullo" cultural común e histórico en toda Latinoamérica tal es: la viveza criolla.

¿VIVEZA CRIOLLA?
En  nuestro país existe una rara calificación que se utiliza para darnos corte de cierta cualidad excepcional: la viveza criolla. Quizá la más ajustada descripción para este carácter sea la capacidad intuitiva e inmediata para darse cuenta de cómo son las cosas, para tomar decisiones a partir de eso y para, así, sacar ventaja por sobre los demás. Justamente, referido a esto último, es raro que la viveza criolla sea pensada como una acción que impactará favorablemente sobre un universo colectivo. La llamada "viveza criolla", entonces, refiere a la cualidad de una persona capaz de encontrar y tomar atajos para llegar a su meta antes que los otros.


A propósito de "atajo", entre sus acepciones, la más conocida es aquella que representa la abreviación del camino en sí. Pero hay una, ligada a una práctica específica como es el esgrima, que se define como una "treta para herir al adversario por el camino más corto esquivando la defensa". Eso mismo parece ser lo preponderante de la viveza criolla: cómo hacer algo de la manera más sencilla posible sin que exista resistencia, porque el otro no lo esperaba o porque "se comió todos los amagos". Justamente el amago es una impostura, parecer una cosa y ser la otra, engañar. La viveza criolla encuentra su arma principal ahí mismo: en el engaño.
Lo primero que podríamos preguntarnos es si verdaderamente la viveza es criolla. Debemos decir que el arte del engaño no es diferencialmente argentino ni de otra nacionalidad o cultura en particular, sino, más bien, común a la especie humana.

INTERPRETACIÓN DESDE LAS NEUROCIENCIAS: AUTOENGAÑO

Desde el punto de vista de nuestro funcionamiento cognitivo, sorprendentemente, mentir es un proceso muy complejo y exigente. Ocultar o exagerar la verdad, inventar una excusa o perpetrar un engaño no son tareas sencillas. Mentir implica, aunque parezca curioso, un esfuerzo mucho mayor que decir la verdad. La viveza criolla, entonces, tan emparentada con el arte del engaño, no es un valor que está ligado a la falta de esfuerzo, sino a la de escrúpulos. Muchas veces se considera un vivo al que no quiere trabajar y busca las mil y una tretas para lograrlo. Pero, si lo pensamos bien, esa búsqueda probablemente le haya ocupado más energía que el cumplimiento responsable de su tarea.

Encadenado a esto, el vivo puede tener una actuación doblemente engañosa (el engaño del engaño). A menudo imaginamos la idea de la mentira relacionada con otra persona. Pero también uno puede mentirse a sí mismo. Robert Trivers, reconocido biólogo que, entre otras cosas, se ha dedicado a estudiar la perspectiva evolutiva del engaño, sostiene que tan importante como la mentira es el autoengaño. Las formas más comunes de engañarse a sí mismo tienen que ver con la racionalización de una situación para convencerse de que una mentira es verdad, con atender intencionalmente a sólo una parte de la información disponible y negar otra o con alterar ciertos detalles de los recuerdos. Según Trivers, estos autoengaños tienen varias ventajas, una de las cuales es que evita poner en funcionamiento todas aquellas capacidades complejas que demandaban tanto gasto de energía al cerebro durante el estado previo. Además, si se cree en aquello que no es cierto, muy probablemente será mucho más fácil convencer a otra persona. Incluso, el auto-engaño puede ayudar a convencerse a sí mismo de que se es mejor.

¿HABILIDAD MENTAL? 
¿Es la viveza criolla verdaderamente una viveza? Más allá de que las definiciones que hace la ciencia sobre la inteligencia son variadas, podemos exponer aquí dos en particular: una tiene que ver con la eficaz adaptación al medio, y otra, con generar soluciones novedosas a los problemas. También la ciencia llegó a la conclusión de que cuando uno trabaja con otros, la inteligencia individual se expande. El vivo representa entonces una versión rudimentaria del inteligente, ya que se adapta al medio y logra un truco eficaz. Como expresó Marco Denevi, viveza es "la habilidad mental para manejar los efectos de un problema sin resolver el problema". Logra, en realidad, una ventaja inmediata y de corto plazo, una victoria pírrica. La viveza es una inteligencia de patas cortas.

SIN MORAL
Pongamos un ejemplo cotidiano: se produce un embotellamiento en una ruta, todos los automovilistas se ponen nerviosos por el tiempo de espera y el vivo aparece transitando por la banquina, lo que le permite eludir "su" trastorno. Primera cuestión a considerar: esa acción está prohibida por las normas públicas porque no es el uso adecuado ni conveniente de la banquina y probablemente genere un accidente para sí mismo, para otro o la imposibilidad de circulación de alguien que realmente lo necesite; segunda cuestión: en algún momento ese auto que se adelantó va a necesitar volver a entrar a la ruta y va a generar un nuevo y mayor perjuicio para los otros que se quedaron esperando. Como decía Denevi, el vivo no buscó una solución duradera y colectiva del problema, sino un atajo para lograr su solución mezquina. Veamos otro ejemplo parecido (pero peor): en medio de un tránsito dificultoso por una avenida, una ambulancia se abre camino con su sirena. Los autos dan paso para que la emergencia pueda ser atendida. Pero, detrás de la ambulancia, el vivo se cuela aprovechando el camino que abre la desgracia ajena. Como se ve, la viveza suele estar teñida muchas veces de caranchismo.


Muchos investigadores postulan que una de las características que presionaron evolutivamente para hacer del cerebro humano algo tan complejo es la capacidad de engaño táctico. Ahora bien, esta capacidad natural, como tantas otras, puede entrar en conflicto con otras capacidades también muy humanas: la moral, por ejemplo, pero también la calidad de la interacción con el otro o la de ver el largo plazo.
Tenemos una responsabilidad colectiva sobre esto y es bueno reflexionar sobre nuestra manera de ser y de actuar. Muchas veces nuestra sociedad considera una virtud preponderante en un líder la viveza de trampear las reglas, decir una cosa y actuar de la manera contraria, provocar y aprovechar la zancadilla del oponente. Debemos tener en cuenta, más bien, que los más eminentes próceres de nuestra historia fueron líderes que no tomaron atajos. La Argentina de la viveza criolla se vuelve dramáticamente representada desde hace décadas en el diputrucho, en el despilfarro, en la evasión de impuestos, en el uso clientelar del Estado, en la vista gorda a la corrupción cuando hay un veranito económico, en el hambre en un país que genera alimentos para varias Argentinas, en el desmedro de la excelencia, del esfuerzo, del conocimiento.

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Mitos y Verdades de nuestro Cerebro, por Facundo Manes


Facundo Manes es un neurocientífico argentino creador del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y del Instituto de Neurociencias de la Universidad Favaloro. Entre sus contribuciones más importantes Manes identificó las áreas prefrontales relacionadas con el proceso de toma de decisiones en humanos, junto con Calder los mecanismos neurales de la agresión y el rol de la ínsula en los procesos cognitivos y emocionales. Colaboró en la revisión de la manera de hacer el diagnóstico de la demencia frontotemporal. 
Desde su regreso a la Argentina en 2001 Manes ha creado un laboratorio multidisciplinario para el estudio de los procesos cognitivos y conductuales humanos. Es miembro de varias sociedades científicas nacionales e internacionales como Royal Society of Medicine, la Asociación Neuropsiquiátrica Argentina, Asociación Americana de Neurología, el grupo de Investigaciones sobre Afasia y Trastornos Cognitivos de la Federación Mundial de Neurología y la Asociación Británica de Neuropsicología. 

Mitos y Realidades sobre el Cerebro

¿Qué tanto y qué tan poco se sabe del cerebro?
Definitivamente la gran cantidad de investigaciones que se han llevado a cabo en el campo de las neurociencias en las últimas décadas han generado muchísimas respuestas a temas centrales para la comprensión del funcionamiento del cerebro. Pero fueron justamente a partir de dichas respuestas que han surgido —y surgen día a día— una cantidad inconmensurable de preguntas esenciales que aún quedan por responder. Aunque sabemos mucho de procesos específicos, como dijimos unas páginas atrás, todavía no hay una teoría general del cerebro que explique su funcionamiento general ni sabemos cómo las neuronas y sus conexiones dan lugar a ese proceso íntimo, personal, subjetivo que es propio de cada uno de nosotros al experimentar o vivir una situación dada.


¿Es cierto que las computadoras podrían imitar el cerebro humano?
El cerebro tiene una capacidad plástica para remodelar sus circuitos que aún la tecnología no ha logrado igualar. Muchos modelos de inteligencia artificial computarizados están en desarrollo para intentar imitar la forma en que la información se adquiere, pero la complejidad del cerebro —y su plasticidad— excede la comparación con una computadora. Será muy difícil crear una simulación parecida a la del cerebro humano por su capacidad única de adaptarse a un contexto en cambio permanente. Por ejemplo, con los últimos avances de la tecnología y luego de años de trabajo se puede desarrollar un robot autónomo que patee una pelota. Pero si el objetivo es que ese robot haga otro movimiento preciso se necesitará otra gran inversión de tiempo y recursos para lograr ese nuevo acto motor. Uno ni siquiera puede imaginar cuánto tiempo se necesitaría para que un robot imitara los movimientos, la inventiva y la capacidad de adaptación del segundo gol de Maradona a los ingleses en el Mundial de Fútbol de 1986.

¿Es real la frase que afirma que «solo usamos un 10% del cerebro»?
Es falso. De ser así, al remover el 90% del cerebro no deberíamos observar cambios. Lo que sí es cierto es que la plasticidad de las conexiones nerviosas seguramente tiene un gran potencial que aún no sabemos —o no podemos— aprovechar.


¿Cuánta energía consume el cerebro por día? ¿Es equivalente al consumo de calorías del ejercicio físico? ¿Por qué la actividad mental utiliza menos energía para su funcionamiento?
Parece haber un acuerdo en la literatura científica hasta hoy que indica que el cerebro es responsable de aproximadamente el 20% de las calorías que gasta nuestro cuerpo en un día. Por lo tanto, si una persona consume 2500 calorías, unas 500 serán utilizadas para suplir los procesos del tejido nervioso. Esto es claramente distinto al gasto que traería realizar actividad física 24 horas sin cesar. Claro está: el tejido muscular y el tejido nervioso tienen distintos requerimientos energéticos para realizar sus funciones.

¿Es cierto que las neuronas no se renuevan cuando somos adultos?
Cada día es más convincente la evidencia de que existen ciertas regiones del cerebro en las que el desarrollo neuronal ocurre en la vida adulta. Este fue uno de los temas más controversiales en el campo de las neurociencias y, como tal, aún merece mucha dedicación para aprovechar el potencial beneficio de la posible regeneración neuronal.


¿Somos cada vez más inteligentes?
Hay un fenómeno muy interesante denominado el «Efecto Flynn» que muestra que cada generación obtiene puntajes más altos en pruebas de inteligencia que su generación anterior. Muchas hipótesis se han planteado para intentar explicar este fenómeno. La hipótesis multifactorial pareciera ser la más acertada sobre esto, en la que se postula que cambios como las mejoras en la nutrición y la mayor complejidad ambiental podrían explicar este aumento.

¿El dolor nace en el cerebro? ¿Puede controlarse?
El dolor como concepto siempre ha producido una interesante discusión por la gran cantidad de disciplinas que lo han abordado, tales como la filosofía, la biología y la psicología. Lo cierto es que podemos hablar de una sensación de dolor que es el resultado de receptores especializados en nuestro cuerpo que envían la información al cerebro a través de la médula espinal, para que este lo procese y reaccione de manera apropiada. De la misma manera, podemos reconocer ciertas áreas del cerebro que procesan el dolor, o que están involucradas en la percepción del dolor. Por ejemplo, existen ciertas patologías en las que hay un umbral mucho más elevado para experimentar el dolor (la llamada «hipoalgesia»). Es cierto, entonces, que el dolor puede disminuirse, del mismo modo que una persona puede sentir dolor ante la ausencia de estímulos dolorosos.


¿Es posible aprender mediante mensajes subliminales?
La psicología cognitiva aún está intentando descomponer las propiedades del procesamiento subliminal. Una de las razones por las que hoy no es convincente la idea de incorporar información de manera subliminal es que la velocidad con que se presentan los estímulos (en general, por debajo de los 40 milisegundos) no permitiría procesarlos de manera completa, sino como partes disgregadas que impedirían un almacenamiento correcto de la información.

¿El cerebro se gasta?
Existen ciertas patologías en las cuales, sea por carga genética o por cambios espontáneos, el cerebro comienza a degenerarse por muerte progresiva de neuronas. Al depender de la región del cerebro en la cual predomina dicha degeneración, el individuo puede presentar diferentes alteraciones en la conducta, en la parte motora o sensorial y en la forma en que procesa la información proveniente del mundo que lo rodea (procesos cognitivos).


¿Las neuronas mueren fatalmente o hay manera de fortalecerlas?
Las neuronas pueden morir por procesos degenerativos o por toxicidad. Hoy sabemos que hay formas de fortalecer las conexiones que se establecen entre las neuronas. En estudios básicos hechos en roedores, por ejemplo, se comparó el cerebro de aquellos que fueron criados en ambientes simples con el cerebro de aquellos que fueron criados en ambientes enriquecidos con una gran cantidad de estímulos. El resultado de dicho estudio reveló que había una mayor cantidad y complejidad de conexiones entre neuronas en estos últimos. A partir de modelos tan básicos, hemos aprendido que la estimulación (tanto social como intelectual) genera redes más complejas que pueden retrasar y contrarrestar los efectos de la degeneración neuronal.

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