Fuente y extracto: iProfesional
En el marco de la conferencia
"Cambio: yo, mi equipo, mi organización", organizada por el
Departamento de Estrategia y Capital Humano de la consultora CPA Ferrere, el
doctor en biología molecular, Estanislao Bachrach habló ante empresarios uruguayos
sobre neurociencia aplicada al ámbito laboral.
Según indicó experto en
innovación aplicada a los negocios, autor del bestseller AgilMente y docente e
investigador de universidades como Harvard, la neurociencia es "la"
ciencia del siglo XXI y
las empresas comenzaron a entender que no pueden cambiar para bien si sus
empleados no lo hacen. Pero, para que esto suceda, tienen que comprender cómo
funcionan sus cabezas.
Durante
la conferencia el experto explicó por qué es tan difícil que las personas
cambien y por qué no es imposible.
Para
explicarse mejor, el doctor por la Universidad de Buenos Aires derribó algunos
mitos acerca del cerebro, ese órgano que cada vez más se revela ante la
ciencia.
Siete Consejos para
ser Más Eficientes
1. Usamos todo el cerebro
"Usamos todo el cerebro", aclaró Bachrach ante los empresarios. Lo
que sucede, explicó, es quesólo
podemos usar un 2% al mismo tiempo. Por eso, cuantas más
actividades en simultáneo queramos meter en la cabeza, "tenemos que apagar
otras".
Sobre
este punto, agregó que "cuando las actividades son más de las que el
órgano puede soportar, surge el estrés".
Cuando el cerebro está estresado "pierde la noción de las
urgencias", algo que se relaciona con el córtex frontal
del cerebro.
"En
general, está estudiado que cuando tenés más de cuatro cosas muy urgentes que
hacer, empiezan a perder eficiencia todas", indicó. Por eso lo
recomendable es "priorizar-priorizar".
2. El
multitasking no existe
La actualmente valorada capacidad de realizar múltiples tareas al mismo tiempo
simplemente "no existe",
aseguró Bachrach, quien desarrolló que el cerebro humano no puede concentrarse
en más de una cosa al mismo tiempo.
"Lo
que haces cuando haces dos cosas al mismo tiempo es hacer una, apagarla; hacer
otra, apagarla; y así sucesivamente", explicó haciendo la mímica de estar
accionando un interruptor.
"Intentar
practicar el multitasking es la primera causa
del cansancio y las equivocaciones: "La sensación es la de
ser más productivo, pero es una sensación", aclara.
Estar
"hiperconectado", por ejemplo, lo que en
realidad hace es "desconectarte", aseguró el científico: "Es lo que
se llama atención continua parcial, estar muy atento a algo, pero con la antena
parada por si viene otra cosa". Eso es lo que genera cortisol y
adrenalina, responsables del estrés.
En la
misma línea, Bachrach aseguró ante el auditorio que el cerebro no presta
atención todo el tiempo. Durante una conversación, una clase, una conferencia,
por ejemplo, está atento al principio y al final.
3. Reaccionar no es
responder
Por lo general, frente a los estímulos negativos las personas reaccionan, no
responden. "Al cerebro le es más barato
reaccionar", indicó el doctor en biología molecular, y lo
ilustró con un ejemplo típico en el ámbito empresarial: molestarse con un
superior por un malentendido, reaccionar escribiéndole un mail y finalmente
adentrarse en lo que se llama "espiral negativo"."Es imposible no reaccionar si no
pones una pausa", aseguró Bachrach.
Para
poner un alto al cerebro, es necesario, en primer lugar, cambiar
el estímulo visual, por ejemplo, cerrar la casilla de correos,
apagar la computadora, irse a caminar.
La
neurociencia lo explica así: "Más del 90% de las personas son visuales. El
25% del cerebro está conectado con los ojos". Por eso es mejor cortar con
el estímulo visual negativo, explicó el investigador.
4. Respirar profundo y
enderezar la espalda hace bien
"Cuando respiramos profundo el oxígeno entra en el cerebro, creando más
venas y arterias. Si no hay venas, las neuronas se mueren (por eso se dice que
el ser humano no sobrevive más de dos minutos sin respirar)", aclaró
Bachrach. Es que el cerebro es el órgano más tóxico del cuerpo y las venas y arterias son
fundamentales para desintoxicarlo.
Una
recomendación del mismo estilo es igual de útil: sentarse o caminar con la
columna derecha. "Esto hace que los neurotransmisores circulen de forma
más eficiente", aseguró.
5. Cambiar el
comportamiento no es cambiar
"Maximizar el
placer y minimizar el dolor" es el objetivo constante del cerebro,
un órgano "muy egoísta", bromeó el especialista. "Solo le
importa pasar bien" y "no sabe que hay un mañana", agregó. Por
eso es importante lo que la persona pueda hacer con la mente, el "software,
donde están los pensamientos".
El
cerebro es como el "hardware, donde está el cableado, las neuronas",
comparó en una analogía con la informática. Por ejemplo, si una persona es
pesimista y todos los días, todo el día, piensa de forma negativa, muy
difícilmente se levantará una mañana sintiéndose optimista. Lo que va haciendo
es "cablear" el cerebro para que piense en
negativo.
Pero
esto se puede cambiar, aunque sea difícil y requiera trabajo. "El
cerebro está como en piloto automático", es decir que, si
no se lo detiene, "sigue solo", con su único objetivo de sobrevivir.
Pero el cambio, para la neurociencia, no se resume en modificar la forma de
actuar o de comportarse, sino de pensar. "El verdadero cambio está en la
cabeza", confirmó.
6. Es posible evitar las
acciones involuntarias
"El libre albedrío
casi que no existe", afirmó Bachrach, quien explicó que la
mayoría de nuestras acciones son involuntarias o, al menos, se generan sin que
tomemos una decisión previa sobre ellas. Sin embargo, las personas tenemos lo
que se llama "poder de veto",
es decir, la posibilidad de decir "no" a las órdenes que da el
cerebro.
Estudios
recientes en neurociencia demuestran que cuando vamos a realizar un acto
involuntario (por ejemplo, mover la mano mientras hablamos), el cerebro envía
la orden 0,5 segundos antes. En 0,3 segundos, la persona puede darse cuenta de
que la orden llegó, por lo que "tiene 0,2 segundos para decidir no
hacerla", afirmó Bachrach.
Este
nuevo conocimiento se aplica a las personas con trastornos
obsesivos-compulsivos, a quienes se les explica que su problema es que el
cerebro envía esas señales con demasiada frecuencia.
7. La mayoría de nuestras
decisiones son emocionales
Contrario a lo que podría creerse, la razón no es la que manda al momento de
decidir en la mayoría de los casos. De hecho, "más del 90% de nuestras
decisiones son emocionales", incluso aunque no nos
percatemos de ello, afirma Bachrach.
En un
mismo sentido, la interacción social es una cuestión
"de vida o muerte" para
el cerebro: "Las necesidades sociales (para este órgano) son tan
importantes como el agua o la comida", asegura el experto.
Tal es
así que existe evidencia científica de que las personas solitarias tienen una
expectativa de vida de entre 5 y 10 años menos que aquellas que interactúan con
otras. "Y esa relación no la sustituye la televisión, el celular ni la
tableta", aclaró Bachrach.
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