Había oscurecido en Estocolmo cuando un grupo de ocho personas entró en Swahili Bobs, un salón de tatuajes en uno de los callejones del barrio de Sodermalm. Durante el día sus integrantes eran emprendedores tecnológicos, estudiantes, diseñadores de sitios web y consultores de informática, pero esa noche se transformaron en cíborgs.
Estos párrafos pueden sonar al principio de una novela de ciencia ficción, pero se trata de una recolección de eventos reales, escritos por el hacker Hannes Sjoblad. Fue él quien organizó a finales de noviembre esta "fiesta de implantes", una de varias que planificó.
En el evento, ocho voluntarios accedieron a ponerse bajo la piel de la mano un implante con un pequeño chip RFID (identificación por radiofrecuencia, en sus siglas en inglés). El propio Sjoblad era uno de los voluntarios.
Sjoblad ya ha logrado que 50 personas se hayan implantado un microchip, y tiene como objetivo que otras 100 lo hagan durante los próximos meses. Pero a largo plazo, su visión es mucho más ambiciosa.
"Después habrá 1000, después 10.000. Estoy convencido de que esta tecnología está aquí para quedarse y de que no nos parecerá nada raro tener un implante en la mano", dijo.
MUCHO POTENCIAL
Ahora mismo el implante funciona como un simple programa de seguridad, que les permite a los usuarios abrir la puerta de su casa sin llave, aunque para ello tengan que cambiar el mecanismo de cierre, algo que en estos momentos no es barato. También pueden desbloquear fácilmente un teléfono Android.
Pero los voluntarios creen que hay mucho potencial más allá de esto. "Creo que acabamos de empezar a descubrir las cosas que podemos hacer con esto", dice Sjoblad. "Hay mucho potencial para registrar la vida diaria. Con la tecnología deportiva para vestir que tenemos ahora tienes que escribir lo que comes o a dónde vas".
UNA DELGADA LÍNEA
La línea que separa a los humanos de las máquinas se está haciendo cada vez más borrosa. Cada vez más gente que ha perdido una extremidad recibe prótesis biónicas, las cuales son cada vez más sofisticadas.
Ya no sorprende que a alguien le implanten una cadera artificial o se utilice tecnología láser para corregir problemas de visión. El año pasado Google lanzó lentes de contacto que pueden monitorear los niveles de glucosa.
Y la tecnología para vestir, o wearables, es cada vez más inteligente. Pero, ¿cual es el siguiente paso?
EL TURNO DE LOS HUMANOS
Sjoblad también espera que su fiesta de implantes sirva para generar debate sobre un posible futuro con cíborgs. "La idea es convertirnos en una comunidad, por eso nos ponemos los implantes juntos", explica.
Para quienes deciden que la vida como cíborg no es para ellos, el procedimiento de implantación es reversible y sólo lleva cinco minutos. Pero Sjoblad no tiene intención de quitarse el suyo.
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