¿Qué es el talento? ¿Como
se define? ¿Cuál es su significado? ¿Cómo se gestiona? ¿Cómo puede
desarrollarse? ¿Cómo se evalúa y mide su impacto? ¿Qué relevancia adquiere en el logro de
ventajas competitivas sostenibles?
La escasez de talentos es
una percepción compartida por los especialistas en la materia, quienes dan como
ejemplo que en los Estados Unidos se prevé que el 60 por ciento de las nuevas demandas
laborales requerirá capacidades que solo podrán ser cubiertos por el 20 por
ciento de la población mundial (Jericó, 2008).
Consultoras como McKinsey pronostican un futuro acrecentamiento
en la demanda de talentos a la vez que su presencia disminuida, panorama este
que se en la actualidad se da en llamar como el futuro escenario de la guerra
por el talento caracterizada por:
- Las tendencias globales económicas y
demográficas.
- El incremento en la movilidad de personas y
organizaciones.
- Transformaciones en el ambiente de negocios,
en la cultura y en las demandas de competencias.
- Un mayor despliegue en la diversidad de la
mano de obra.
- El avance de las tecnologías de información y
comunicación (TICs) ha cambiado la composición del trabajo, favorecido su
internacionalización, su diversidad y movilidad.
Definición del Talento
La gestión de talentos ha
cobrado una creciente relevancia en la concepción estratégica de la gestión de
recursos humanos, fundado en la oportunidad de crear una fuente real de
ventajas competitivas sostenibles (Leonard Barton,
1992).
El vocablo talento encuentra como significados a un
fenómeno caracterizado por ser plurifacético y plurideterminado sinónimos como
el genio, la superdotación, el rendimiento excepcional, el prodigio, etc. Las
distinciones más usuales suelen darse entre la superdotación y el talento.
Según los especialistas, la superdotación es una clase de talento general,
manifiesto en habilidades o rendimientos excepcionales producidos en un amplio
abanico de disciplinas o áreas, ya sea
intelectual, estética, emocional, física, etc. Los diversos enfoques que han
dado en estudiarlo atienden en forma parcelada el cociente intelectual, o los
rasgos de personalidad, la dimensión creativa o la socio – afectiva. De este
modo, el talento en si se define como la excepcionalidad en una sola de estas
áreas. Un ejemplo de ello puede ser la caracterización del talento creativo
hecha por Renzulli (1992):
- Se manifiesta en logros que toman años o meses
para alcanzarlos.
- Requieren altos niveles de autoconcepto y de
compromiso con la tarea.
- Se puede medir por las contribuciones que haga
un sujeto a un área del conocimiento.
- La naturaleza de la contribución está en el
descubrimiento.
- Su desarrollo requiere creatividad.
- La edad típica es la adultez.
- Está orientado a la solución de problemas
reales.
Autores como Rubinstein (1973) distinguen entre
talento y genio, siendo el primero un desempeño excepcional en el marco de un
contexto cultural determinado, mientras que el genio plantea una fuerte ruptura
en los consensos colectivos, y es capaz de crear una nueva visión. De aquí se
cita que:
“Se
considera un genio a una persona que hace un aporte creativo de gran
envergadura sobre un área del conocimiento y que alcanza un reconocimiento de
la comunidad científica. Por ello, el genio depende, en gran medida, de las
circunstancias a nivel sociocultural, además de los otros factores que
constituyen el talento."
(Lorenzo García, 2002, página 2)
“La curiosidad,
el trabajo y la constancia son los rasgos que diferencian a los genios del
resto de los individuos.” (Lorenzo García, op. cit.)
Los estudios de la inteligencia humana han realizado
un gran aporte a la noción del talento, pues sobre sus aportes fue posible
construir modelos cada vez más abarcativos y sistémicos de la cognición. Huteau
(1990) señala tres corrientes principales en el estudio de la inteligencia:
- La corriente estructuralista, cuyo objetivo es
el estudio de las aptitudes intelectuales.
- El enfoque funcionalista, centrado en las
actividades procesadoras de información.
- La genética del desarrollo, basada en la
perspectiva constructivista de Piaget. Sus áreas de estudio incluyen: 1) la
naturaleza biológica del la inteligencia; 2) la perspectiva constructiva donde
el individuo es el protagonista de la inteligencia; 3) el desarrollo de la
inteligencia, como producto de la interacción del individuo con su medio
ambiente físico y social.
Desde aquí, el enfoque genético enfatiza el papel de
la herencia en la inteligencia, pero asociada a las condiciones ambientales que
obran de activadores y le permiten desarrollarse. Acuden a su encuentro los
enfoques biológicos que estudian los procesos complejos neurofisiológicos y
psicofisiológicos. Algunas de las áreas de preocupación de sus estudios se han
orientado hacia:
- La medición de la velocidad de respuesta ante
determinados estímulos.
- La complejidad de las respuestas frente a los
estímulos presentados.
- Resultado de esta clase de estudios, se
concluye que los índices de capacidad media muestran deficiencias en su poder
de dar una rápida respuesta con cierto grado de eficiencia y complejidad. Por
el contrario, la capacidad intelectual superior se destaca por elevadas
performances tiempo – complejidad.
El Modelo Triárquico del Talento
En Renzulli (1978) hallamos una definición del talento
como un todo integrado entre capacidades intelectuales, creatividad y
motivación. El talento emerge como excepcionalidad intelectual producto de la
combinación de procesos lógico – convergentes y creativos divergentes, en el
procesamiento de la información.
Esta definición destaca la integración de los aspectos
cognitivos y afectivos de la persona, puestos de manifiesto en la flexibilidad,
originalidad o la autonomía de sus acciones, y en la perseverancia necesaria
para el logro de sus metas. La noción de este modelo triárquico se completa de
las siguientes conceptualizaciones:
- Inteligencia por encima de la media, consistente en
la capacidad de procesar información y de emplear la inteligencia de manera
específica en situaciones de trabajo real.
- Compromiso con
la tarea, como aspecto de motivación que implica perseverancia, concentración,
resistencia a la fatiga y tiempo de dedicación.
- Creatividad,
como capacidad que confiere originalidad, ingenio, dejar de lado las
convenciones, u otorgar de flexibilidad
la ejecución de tareas.
La concepción
compleja de la inteligencia resumida por Doménech Auqué (2004), encuentra
nuevas categorizaciones, cuyo basamento está dado en la implementación práctica
en un ambiente social concreto. Esto es, a decir de Stemberg (1994) la
inteligencia debe ser plasmada en un orden social, adquirir relevancia en su
ejecución, lograr reconocimiento en sus aportaciones. Las tipificaciones también plantean la
novedad de incorporar la noción de inteligencia emocional como un componente
esencial de la interacción social de naturaleza no cognitiva. La enunciación de
la concepción compleja entonces incorpora:
- Inteligencia
social, que distingue cinco factores: 1) actitud prosocial; 2) destrezas
sociales; 3) destrezas empáticas; 4) emocionalidad; 5) ansiedad social.
- Inteligencia
exitosa o inteligencia adaptativa basada en la teoría triárquica de Stemberg
(1994). Las habilidades requeridas son analíticas (descomposición, evaluación
de alternativas); creativas (aptas para hallar soluciones); prácticas (trabajo
sobre el mundo real).
- La inteligencia
práctica se entiende como la capacidad de adaptación en un ámbito concreto. A
partir de algunos estudios en el ámbito del ajedrez (Chase y Simon, 1973) y
otros estudios se aglutinaron categorías de inteligencia y hallaron tres
habilidades en común, tales son, la inteligencia verbal, la inteligencia
práctica y la resolución de problemas. A diferencia de otras clases de
cognición, en la inteligencia práctica predomina el conocimiento tácito.
- Inteligencia
emocional (IE). Los modelos de inteligencia emocional mezclan la cognición
(entendimiento de la emoción), la percepción sensible, el reconocimiento
interior y la empatía emocional. En el ámbito de trabajo, la IE, trabaja sobre el
reconocimiento de las conductas, las motivaciones y su canalización en la
concreción de una tarea concreta. La inteligencia emocional es comprende la
percepción emocional, la expresión emocional, la conexión entre emoción y
pensamiento, la capacidad de regular las emociones propias y las de los demás.
En definitiva la inteligencia emocional permite: 1) percibir las emociones
propias y las de los demás; 2) responder de manera efectiva y emocional a las
situaciones diarias; 3) Hallar satisfacción a través de las recompensas
emocionales. El trabajo, y su eficacia en el mismo, pueden ser fuente de
satisfacción emocional. 4) Equilibrar las áreas laboral, personal y recreativa.
A partir de esta conceptualización, Stemberg distingue
tres clases de talentos:
- Analíticos, quienes demuestran altos
rendimientos en actividades de planificación.
- Creativos, con alta capacidad para crear
nuevas ideas y también de poder sintetizar información.
- Prácticos, con mayor habilidad de adaptación
al entorno.
Predictores del Talento
La medición del talento ha sido evaluada a través de
diversos indicadores cualitativos y cuantitativos. Aquí caben distinguir dos
grandes grupos de índices, en primer lugar, aquellos conocidos como
“predictores del talento”, cuyo objetivo es su detección temprana y el
desarrollo del mismo, y en segundo lugar, los indicadores de resultados, que en
forma directa e indirecta intentan medir los agregados de valor organizativos
del talento.
El inicio en el desarrollo de predictores e indicadores del talento
corresponde a Günter Trost (1993) quien propuso un sistema de pronóstico apto
para el desempeño académico y laboral. Su método se sostiene en indicadores que
reflejan la productividad y excelencia en el desempeño.
De los predictores, genera mayor reconocimiento el cociente de
inteligencia (CI), utilizado como único indicador o combinado con otros.
Basados en concepciones multimensionales del talento,
los predoctores del talento evalúan los rasgos cognitivos y no cognitivos que
tales como:
- Habilidades lógico formales.
- Fluidez de ideas.
- Sentido de la reestructuración de un problema.
- Compromiso con la tarea.
- Universales de orden afectivo como la alta
motivación a la tarea, perseverancia o altos niveles de aspiración.
A su vez, Heller (1995) elabora un cuadro de predictores
del talento, formado en base a rasgos cognitivos y no cognitivos:
Cuadro: Predictores del Talento
Rasgos cognitivos
|
Rasgos no cognitivos
|
Habilidades lógico formales.
Fluidez de ideas.
Flexibilidad.
Sentido de la reestructuración del problema.
Sentido de la originalidad de las soluciones.
Sentido de la originalidad del producto.
Velocidad en el procesamiento de información.
Capacidad para reducir la complejidad de un problema.
Pensamiento divergente y soluciones innovadoras.
|
Curiosidad.
Afán de saber e instinto de investigación.
Capacidad de exploración.
Deseo de formular preguntas intelectuales.
Motivación intrínseca por el logro.
Compromiso con la tarea.
Tolerancia a la ambigüedad.
Persistencia.
Inconformidad.
Mayor predisposición de orientación a las metas.
|
Bibliografía
- Leonard-Barton, Dorothy, “Core capabilities and core rigidities: A
paradox in managing new product development”, Strategic Management Journal,
Vol. 13, no. 5, julio 1992, pp. 111-115.
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future. Holland,
Van Gorcum, 1992.
- Rubinstein (1973): Principios de psicología general. LaHabana, Instituto Cubano
del Libro.
- Lorenzo Garcia, R. “Polémica en torno al desarrollo
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future. Holland,
Van Gorcum, 1978.
- Stemberg, R. “Inteligencia Exitosa”, Paidós, Buenos
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- Stemberg, R. “La Sabiduría. Su naturaleza,
orígenes y desarrollo” Bilbao, 1994.
- Sternberg, R, “The
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- Sternberg, R.
“Intelligence and nonentrenchment” Journal of Educational Psychology, 73, 1-16,
1981.
- Sternberg, R., “Más Allá del Cociente Intelectual”
Bilbao, Desclée de Brouwer, 1990.
- Heller, K. “Capacidad y Creatividad: Su papel en la Ciencia y la Tecnología”, Ideación,
Nº 5, Valladolid, 1995.
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