Por Peter Drucker
(Extracto)
Fuente: http://es.scribd.com/doc/41782747/Auto-Management-Peter-Drucker
El éxito
en la economía del conocimiento les pertenece a quienes conocen sus propios
puntos fuertes, sus valores, y sus formas de rendir mejor.
Aquellos que han tenido más
éxito en la historia de la humanidad –un Napoleón, un DaVinci, un Mozart–
siempre han sabido manejarse a sí mismos: siempre han ejercido automanagement.
Eso es lo que, en gran medida, los hizo tan exitosos. Sin embargo, son los
menos. Tanto sus talentos como sus logros deben considerarse fuera de los
límites de la existencia humana común y corriente. Pero todos, inclusive los
menos dotados, debemos aprender a autogestionarnos, a manejarnos a nosotros
mismos, a hacer automanagement. Debemos aprender a desarrollarnos. Tendremos
que ubicarnos en donde podamos dar nuestra mayor contribución.
¿Cuáles son mis puntos
fuertes?
La mayoría de la gente considera que sabe en qué se
desempeña mejor. Por lo general, están equivocados. Es más frecuente que sepan
en qué fallan; en esto también suelen equivocarse. Sin embargo, una persona
sólo puede desempeñarse a partir de su fortaleza.
La
única manera de descubrir nuestros puntos fuertes es a través del análisis de
nuestras propias experiencias: feedback. Cada vez que usted tome una decisión
clave o emprenda una acción clave, escriba lo que espera que ocurra. Nueve o
doce meses más tarde, compare los resultados reales con las que fueron sus
expectativas. Este método lo vengo aplicando desde hace quince o veinte años, y
cada vez que lo aplico me sorprendo. El feedback me demostró, por ejemplo y
ante mi gran sorpresa, que cuento con una comprensión intuitiva de las personas
técnicas, sean ingenieros o contadores o investigadores de mercado. También me
demostró que no tengo demasiado eco entre los generalistas.
El
análisis de feedback implica varios temas de acción. Primero y principal,
concéntrese en sus puntos fuertes. Ubíquese donde estos puntos fuertes puedan
producir resultados. Segundo,
dedíquese a mejorar sus puntos fuertes. El análisis pronto le mostrará dónde
necesita perfeccionar sus técnicas o adquirir otras nuevas. También le mostrará
los baches en sus conocimientos; estos, por lo general, pueden arreglarse. Se
nace con vocación por las matemáticas, pero cualquiera puede aprender
trigonometría. En tercer lugar, descubra si su arrogancia
intelectual está ocasionando una ignorancia paralizante, y supérelo.
Es igualmente importante
corregir los malos hábitos: todo lo que usted hace o deja de hacer que pueda
inhibir su eficacia y rendimiento. Estos hábitos aparecen en seguida con el
feed-back. Por ejemplo, un proyectista puede descubrir que sus hermosos
proyectos fracasan debido a que no los considera en su globalidad. Como mucha
gente brillante, cree que las ideas mueven montañas. Pero las que mueven las
montañas son las topadoras; las ideas muestran a dónde deben ir a trabajar las
topadoras. Este proyectista deberá aprender que el trabajo no se detiene una
vez completada la planificación del proyecto.
Al mismo tiempo, el
feedback también revelará si el problema radica en la falta de buenas
costumbres o educación.Esto vale tanto para los
seres humanos como para los objetos inanimados. Buena educación: cosas
sencillas como decir "por favor" y "gracias" y conocer el
nombre de una persona o preguntar por su familia, que permiten que dos personas
puedan trabajar juntas independientemente de gustarse o no. La gente brillante,
especialmente los jóvenes brillantes, a menudo no lo entienden.
¿Cómo me desempeño?
Al igual que nuestros
puntos fuertes, la manera en que nos desempeñamos es exclusiva de cada uno de
nosotros. Es cuestión de personalidad. Ya sea que la personalidad provenga de
la naturaleza o de la formación, por cierto que se forma mucho antes de que una
persona vaya a trabajar. Y la forma en que una persona se desempeña es innata,
igual que le son propias aquellas áreas en las que funciona bien o mal. La
manera de desempeñarse puede modificarse levemente, pero es poco probable que
pueda alterarse por completo; por cierto que, si así ocurriera, sería una tarea
sumamente ardua.
Soy
‘lector’ o soy ‘escucha’? Lo
primero que usted debe averiguar es si usted es ‘lector’ o ‘escucha’. Casi
nadie sabe que hay gente que lee y gente que escucha, y que pocos hacen las dos
cosas. Son incluso menos los que saben a cuál de las dos categorías pertenecen.
Pero he aquí algunos ejemplos que demostrarán cuánto daño puede acarrear esta
ignorancia.
¿Cómo aprendo? Lo segundo que hay que saber acerca de cómo
se desempeña uno es cómo se aprende.
Un alto ejecutivo que conozco,
que transformó una empresa familiar mediocre en la compañía líder del sector,
era una de esas personas que aprenden hablando. Solía convocar a todo su
personal superior a su oficina una vez por semana, y luego les hablaba durante
dos o tres horas. Planteaba temas referidos a las políticas de la empresa, y
para cada una de ellas presentaba a discusión tres posiciones diferentes. Rara
vez solicitaba comentarios o preguntas; lo único que necesitaba era un público
ante quien exponer para escucharse a sí mismo hablar. Así aprendía.
"¿Cómo
me desempeño?" y "¿Cómo aprendo?" son las primeras preguntas a
formular. Pero de ninguna manera son las únicas. Para que usted pueda ejercer
su automanagement en forma eficaz, también debe preguntarse, "¿Trabajo
bien con gente o soy un solitario?" Y si usted trabaja bien con la gente
deberá preguntarse, "¿Enqué tipo de relación?"Otras preguntas importantes
a formular son, "¿Me desempeño bien bajo presión, o necesito un ámbito
predecible y altamente estructurado? ¿Trabajo mejor en una gran organización o
en una pequeña?" Pocas personas trabajan bien en todo tipo de ámbitos.
¿Cuáles son mis valores?
Esta pregunta no se refiere
a la ética. Con respecto a esta última, las reglas son iguales para todo el
mundo, y la prueba es sencilla. Yo la denomino la "prueba del
espejo".
Esa es la prueba del
espejo. La ética requiere que usted se formule esta pregunta, "¿Qué clase
depersona deseo ver en el espejo a la mañana?".
La
mayoría de la gente, especialmente quienes tienen grandes dones, no saben
realmente a dónde pertenecen hasta bastante después de los veinte. Sin embargo,
para esa época ya deben conocer la respuesta a las tres preguntas:
"¿Cuáles son mis puntos fuertes?", "¿Cómo me desempeño?" y
"¿Cuáles son mis valores?" Entonces pueden y deben decidir a dónde
pertenecen.
Las
carreras exitosas no se planean. Se van desarrollando cuando la gente está
preparada para las oportunidades porque conoce sus puntos fuertes, su método de
trabajo y sus valores. Si uno sabe a dónde pertenece, puede transformarse de
una persona común –muy trabajadora y competente pero, en otros aspectos,
mediocre– en un ejecutante excepcional.
¿Cómo
puedo contribuir?
En
base a mis puntos fuertes, mi forma de desempeñarme y mis valores, ¿cómo puedo
hacer la mejor contribución a lo que debe hacerse? Y, por último, ¿qué
resultados deben lograrse para que surja una diferencia?"
La segunda mitad de su vida
La segunda forma de
prepararse para la segunda mitad de su vida es estableciendo una carrera
paralela. Muchas personas que tienen mucho éxito en lo que es su primera
carrera profesional se quedan en el trabajo que han estado haciendo, ya sea con
tiempo completo o parcial o como asesores. Pero se crean además un trabajo
paralelo, por lo general en una organización sin fines de lucro, que les lleva
otras diez horas semanales de trabajo.
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