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Hacia la Organización del Futuro: Salvar la Brecha Emocional de la Gestión

Fuente e interpretación de: Revista Mercado Junio 2013

Organización del Futuro e Inteligencia Emocional
La inteligencia emocional ha dejado de verse como una simple temática de orden individual, una elección o el entrenamiento para tomar decisiones eficaces. En la actualidad, el diseño de organizaciones del futuro debe posar la mirada en la emocionalidad para poder obtener rentabilidad, productividad, desarrollar el talento y crecer en forma sostenible.

Hacia un Nuevo Diseño
Los diseños organizacionales desde sus inicios en la era industrial hasta ahora, contienen principios mecanicistas basados en la eficiencia de los procesos, pero aislados de la dinámica de su contexto. Este diseño autorreferencial que generó el gran desarrollo de la industrialización, en este siglo 21, está colapsado por tres factores.

Sus casusas son:
  1. Deficiencias estructurales.
  2. Dificultades en la capacidad de respuesta.
  3. Dificultades en la sustentabilidad.
La estructura mecanicista obedece a un diseño rígido que resulta conflictivo para la naturaleza de los sistemas humanos: estos son abiertos, dinámicos y paradojales.

La dinámica de las máquinas poco se corresponde con la dinámica de los procesos humanos y esto genera profundos conflictos en el desempeño. En contextos de volatilidad creciente, la rigidez de los diseños mecanicistas no brinda una capacidad de respuesta adecuada frente a la velocidad de los cambios del entorno. 
La rigidez autorreferencial no garantiza respuestas adecuadas, la cual profundiza las dificultades de funcionamiento y desempeño. 

Sucede que los modelos de gestión mecanicistas están diseñados para "ganar o ganar", pero no están pensados para "desarrollar" al sistema en todas sus dimensionanes, en particular la humana. 

La Brecha Emocional
En numerosos artículos nos hemos ocupado de exhibir la importancia del factor emocional en el comportamiento y las decisiones de las personas y grupos.

Pues bien, los actuales diseños organizacionales demuestran una profunda brecha emocional que aparece como resultado de personas que trabajan bajo la presión de cumplir con los resultados de un proceso que no se corresponde con su dinámica personal, que está fuera de contexto y que de manera excluyente se focaliza en la rentabilidad.

La vulnerabilidad de la gestión actual, entonces, surge de un diseño organizacional que sustenta su competitividad en la fuerza y la presión. En la actualidad, frente a las dificultades de responder en forma eficaz al contexto, las organizaciones fuerzan su estructura presionando sobre el propio sistema humano para cumplir con sus metas, más allá de sus posibilidades reales o de las demandas del contexto.
Costos Emocionales
El costo de esta presión se refleja en el colapso de la calidad emocional de su gente, lo cual también implica bajos rendimientos en el desempeño y la productividad. El resultado es un círculo vicioso de desesperación, presión y deterioro en las condiciones laborales que agranda la brecha emocional.

El costo emocional de vivir bajo amenazas permanentes, implica un estado neurobiológico que reduce a la mitad la capacidad de desempeño cognitivo (decisiones, proyección y creatividad) de las personas. 

En estos casos, el problema de rendimiento no está en las habilidades de las personas, sino en sus condiciones de vida laboral:
Aunque la rentabilidad sea de un 100%, las personas están trabajando a un 50% de su desarrollo personal.

La Vulnerabilidad de la Gestión
La vulnerabilidad de la gestión es emocional, no es técnica. Y este factor emocional no es solamente un aspecto humano de las condiciones laborales. También es un factor de rentabilidad. Aunque paradójicamente el punto de vulnerabilidad donde fracasa la implementación de los diseños organizacionales es emocional, existe una asimetría en las inversiones:


Todas las inversiones están concentradas en el factor físico - estructural, sin inversión en emociones. Por ello, los costos emocionales se transforman en una de las variables de mayor impacto laboral en las organizaciones.


¿Qué Significa Invertir en Emociones?
Implica generar condiciones en el clima emocional que posibilite sostener y ampliar la capacidad de respuesta del grupo o la organización frente a un contexto que amplía la brecha de inestabilidad e incertidumbre. 

La capacidad de respuesta de los sistemas humanos es emocional.

Aun cuando los integrantes de un grupo tengan habilidades técnicas desarrolladas, lo que garantiza su desempeño es la calidad emocional del sistema.

Un Nuevo Abordaje
En la gestión de nuevos espacios productivos no se trata de mantener a todas las personas contentas. Esto es una ilusión. La satisfacción personal es un estado personal.

El desafío es mantener un estado de movimiento y creatividad que le permita niveles de respuesta adecuada. Esto se produce logrando un clima laboral favorable, imbuído también de rentabilidad y rendimiento. 

Si el sistema está muy tenso, el riesgo es la respuesta estereotipada o compulsivo. Si está muy relajado e indiferente, el riesgo es la falta de respuestas o la inoperancia.

En tanto, para avanzar hacia una nueva gestión de organizaciones del futuro, que reduzcan la brecha emocional debemos considerar:

Limpieza química: cuidar el despliegue de estados emocionales contraproducentes al desempeño.

Limpieza conceptual: mantener claridad y coherencia en los criterios, decisiones e instrucciones.

Limpieza de procesos: articular acciones con objetivos claros para guiar el desempeño de las personas.

Escrito por: Marcelo Manucci


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